Las mentes creativas por naturaleza solemos ser algo desorganizadas. Las ideas creativas llegan y mientras más estímulos visuales, auditivos y sensoriales en general tengamos, más está nuestra idea andante. Hay que reconocer cuáles de esas ideas las queremos convertir en proyectos y de ahí partir con un plan de acción para lograrlos. Esa idea se puede formular en diferentes productos tales como un dibujo, una pintura, un video, un diseño, una canción e incluso un baile, entre otras expresiones artísticas.
En muchas ocasiones nos exigimos el realizar algo pero ese algo lo vemos tan imposible que lo postergamos. Es ahí cuando pedir ayuda de profesionales en ciertas disciplinas puede enriquecer nuestra visión y crear un proyecto aún más ambicioso que implica la colaboración de más personas.
Al igual que cada cabeza es un mundo, cada proyecto también lo es. Únicamente nosotros como creadores vamos a dimensionar cómo lo queremos realizar y hacia dónde lo queremos llevar. Por eso mismo el área de los creativos es tan ambigua y tan inmensa porque los proyectos tienen diferentes fines no solamente el que la pieza se quede arrinconada o para mera apreciación sino que su fin puede ser publicitario o artístico queriendo reflejar la situación ambiental, geográfica o social del momento.
La próxima vez que tengas en mente una idea creativa, hay que considerar varios factores pero el más importante de ellos: ¿quién será tu audiencia inmediata?
Por: Lic. Nathalia Estrada Figueroa
Coord. Cinematografía UDCI