El autocuidado constituye una capacidad importante para el bienestar humano, pero, muchas personas fueron formadas bajo conceptos erróneos que resaltaban la importancia del sufrimiento y del sacrificio para alcanzar la plenitud vital, desdeñando una formación para el amor propio. Este tipo de ideas, conducen hacía la culpabilidad por autoatenderse, lo que resulta en dificultades para definir prioridades que contribuyan a la realización personal, lo que, a la larga, resulta en una profunda insatisfacción con la vida.
Para autocuidarte, es importante conocer tu historia personal y replicar tus experiencias positivas en otros entornos, también, es necesario que definas límites saludables en tus relaciones con el resto de las personas porque, si agotas todos tus recursos psicológicos, físicos y materiales serás poco eficaz al momento de querer apoyar a otros: se trata que evites los círculos de relaciones viciosas y dañinas y te traslades hacia círculos virtuosos de corresponsabilidad, solidaridad y ayuda mutua.
Puedes empezar por celebrar tus logros pequeños y grandes, tomar tiempos para el descanso y, seguir con una honesta revisión de tus avances con respecto a tus propósitos, por medio de diálogos constantes contigo mismo sobre cómo te percibes para que, te entiendas y sepas exactamente lo que quieres, lo que te desespera, lo que te entristece y lo que te pone feliz. Precisamente, el autocuidado se trata de ti: de que te veas con honestidad, te aprecies y reconozcas los aspectos físicos, emocionales y personales que necesitas cambiar para vivir con plenitud.
Por: Laura Elena López Hernández
Docente de la Lic. en Psicología UDCI
Comments