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  • Foto del escritorUDCI al Día

Realiza UDCI primer “Concurso de Cuento corto y Fotografía inspiradora”


Por: Yolanda Clarissa Cárdenas R.

Responsable de Biblioteca UDCI


Se llevó a cabo el primer Concurso de Cuento corto y Fotografía Inspiradora” de la Universidad de las Californias Internacional en el que participaron 31 estudiantes resultando como ganadoras en Cuento corto Ninive Saday Castillo Castilla, del 1er cuatrimestre de Educación con su obra titulada “El Gran Iván”, en tanto que en Fotografía Inspiradora fue Miriam Yareli Rentería Rodríguez, del 4to. cuatrimestre de Contaduría Pública, con su fotografía titulada “Vida”.


El concurso tuvo como jurados en Cuento Corto al Mtro. Joel Almeida (escritor y docente de UDCI) y la Lic. Martha Laura Villanueva Vázquez (Bibliotecaria de IMAC), mientras que en Fotografía Inspiradora fueron Juan Gustavo Velázquez Juárez, Eli Gamaliel Céspedes Pérez y Francisco Javier Hernández Sotelo, todos docentes de UDCI.


A continuación les compartimos el cuento GANADOR.


EL GRAN IVÁN

Ninive Saday Castillo Castilla 15 de noviembre del 2023


El Gran Iván


En el universo, también mueren las cosas.


Alguna vez escuché sobré un fenómeno estelar que ocurre al menos dos o tres veces por siglo; las estrellas que son de tamaño pequeño pueden vivir por miles de millones de años, estás al ser mucho más pequeñas que el sol queman su energía de manera más lenta dándoles un tiempo de vida largo. Sin embargo, las que duplican el tamaño del sol producen más energía provocando que se calienten por dentro.


Por consecuencia, buscan liberarla causando presión de adentro hacía afuera. Esa estrella que es sumamente brillante y sobré todo grande, causa una explosión denominada como supernova. Esto es lo último que queda de una estrella moribunda a punto de apagarse, liberando metales y ayudando a formar nuevas generaciones de estrellas y planetas regados por todo el universo.


En conclusión, las estrellas van perdiendo su brillo, se apagan, mueren.


Yo no lo sabía en ese momento pero Iván era una supernova.


Un hombre robusto, de edad media, moreno, con carácter fuerte pues los años que había estado en el ejército lo habían moldeado así, sin embargo, lo que hacía que resaltará ante todos los demás, era su personalidad tan ocurrente, como lograba contagiar su risa solo con verle a él sonreír, su carisma para expresarse y desenvolverse con las personas, pero sobre todo, su gran corazón.


A pesar de haber tenido una vida complicada, llena de obstáculos, siempre se mostró orgulloso de una u otra manera de las cosas que tenía y había logrado. Nunca decía que no cuando se trataba de extenderle la mano a los demás pues sabía lo que era la carencia, el no tener nada, así qué cuando podía ayudaba. Siempre decía que no necesitaba que se tratara de una fecha especial para dar algo, tener un gesto o dar un abrazo; en épocas decembrinas no se entusiasmaba por la navidad y se mantenía firme con su postura mientras decía “Para mí todos los días es Navidad. Todos los días tengo comida rica.”


Así era Ivan, hacía que un plato de frijoles recién hecho o una torta de jamón se sintieran como los platillos más exquisitos del mundo y lograba que con 20 pesos en la cartera, te sintieras millonario.


Un hombre que se mostraba optimista ante las adversidades de la vida, nunca se le veía de mal humor, molesto, y cuando se llegaba de imprevisto a su taller, estaba él, de un lado a otro con un zapato en la mano mientras cantaba y chiflaba. Vivo.


Su mejor truco era siempre buscar la manera de hacerte reír, si no era a través de su risa, era gracias a que se le cambiaba el color de la cara cuando se sentaba sobré su pierna e intentaba que no se notará para que nadie se acercará a moversela aún con el hormigueo;a través de la inocencia de sus maldades para asustar o simplemente cuando todos estaban comiendo, tomaba una tortilla, la hacía taco y en medio del silencio se acercaba de manera sigilosa hacía ti para sorprenderte con “ la bendición del taco”, estampando un tacazo sobré tu frente.

Siempre buscaba la manera.


Buscaba la manera de reparar cosas que parecían irreparables, así se complicara la existencia, su creatividad iba más allá de las cosas que parecían posibles.


A pesar de ser un hombre fresco y vivaz, un día de pronto se comenzó a desvanecer su brillo.

En la casa, donde siempre había risas, el silencio comenzó a inundar cada habitación en la que se encontraba. Las cosas que parecían tener gracia, ya no la tenían.


Un día de pronto no había chistes, no había bromas, no había más que hombre serio intentando suprimir cualquier malestar.


“Siempre busca la manera”, pensaba constantemente mientras intentaba hacerlo hablar.

Tenía la certeza de que un día así como se había apagado, iba a volver a ser él.


Iba a volver a reír.

Iba a volver a sentirse vivo.

Pero los pedazos rotos, no se unen.


Iván a pesar de sentirse cálido por fuera, por dentro ardía.


Todo ese ardor pasaba por cada parte de su cuerpo concentrándose en la boca del estómago. No importaba cuánto metiera en su cuerpo, cuántas veces refrescará su piel; él sentía que se quemaba.


Su cuerpo le pedía que no hiciera ningún esfuerzo más pero el seguía resistiendo.

“Siempre busca la manera”, pensaba una vez, mientras le ayudaba a ponerse los tenis para ir al hospital. Nunca había hecho nada por él, nunca me lo había pedido pero ahí estaba, ayudándolo a ponerse los tenis.


Iván, el independiente, estaba quedando atrás; cuando la temperatura de su cuerpo le permitía estar de pie, intentaba seguir resistiendo a través de las bromas y chistes. Intentaba seguir resistiendo a través del diálogo con todos los que podía.


Seguía ardiendo.


Después de resistir tanto, el doctor dijo: ¨No importa cuanto intente reanimarlo. Ese señor está prácticamente muerto.¨


Estallo.


Su corazón no resistió más y a las 5:35 pm pasó de ser un el gran Iván a convertirse en destellos de partículas de colores preciosos, dejando un vacío inmenso en cada uno de los corazones de la gente que tuvo oportunidad de conocerlo.


Nos enseñó a andar en bici, a amarrarnos las agujetas, a saber decir que no, a como tomar las cosas con gracia. Nos preparó para enfrentarnos a injusticias en la vida, a ser nosotros mismos pero jamás a como continuar la vida sin él.


¨Siempre busca la manera¨, pienso aún en este momento mientras escribo esto; porque sigue a mi alrededor, porque su conocimiento, su experiencia trasciende aún cuando la distancia entre la vida y la muerte nos separa.


Al principio dije que en el universo también mueren las cosas. Me retracto.


Aquí y en el universo, todo se transforma.


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